viernes, 1 de febrero de 2013

Carta II


Carta de la Comunidad de las Hermanas de la Caridad en Chokwe.

¡Queridos amigos!,

Hoy es un día maravilloso, y mirando atrás, parece ser víctima de una horrible pesadilla: confusión, sucio (incluso en comparación con el principio se podía considerar limpio), paredes y objetos todavía están fangosos.
Por otra parte hay señales de la pasada desastrosa y violenta de las aguas, que el 23 de enero a las 8:30 nos invadieron impetuosamente. Un día antes, los medios de comunicación oficiales daban la alerta roja institucional,, sin especificar cual sería la magnitud oficial de la alerta. Unos días después a las 20 horas de la tarde, la noticia de que Chokwe sería inundada en las próximas horas y que debían ser evacuados los habitantes inmediatamente.
En esos momentos en hospital tenía 87 pacientes (Tuberculosis y VIH), y 32 niños. Sor María Elisa, nuestro médico principal, (muchas veces nuestra única médico), estaba en Maputo, la capital.
Quedaron con nosotras tres enfermeras y una técnico médico a las que estaré eternamente agradecida. Debido a la alarma fueron muchas personas hacia la carretera, intentando desesperadamente salvarse a si mismos, en busca de medios de transporte. Nosotras intentamos transferir pacientes para in hospital a 60 km de Chokwe: enviamos 20, 10 con MDR-TB; que, en teoría, exige aislamiento riguroso.
Después comenzamos a trabajar para salvar el equipamiento del laboratorio; ordenadores, red informática, libros y resultados de las obras, documentos y todo lo más importante.
La desinformación fue horrible, primero se preveía la llegada del agua a media noche del día 23, después se pospuso para las 4 del día siguiente. Con toda esta confusión saludamos al amanecer sin tomar baño.
Cerca de las 8 horas todo lo que se quería salvar estaba en el primer piso, entonces tuve la idea de ir al río a ver cómo estaba la situación, no encontré un río sino un gran océano que se derramaba sobre Chokwe. Corrí de vuelta para casa y subimos para la terraza todas las personas: los 47 enfermos restantes, 20 personas graves que asistía, cuatro madres con sus hijos. Nuestros niños del centro (28) quedaron con nosotras en el primer piso. En todo esto las hermanas de comunidades vecinas se unieron con nosotros y los jóvenes... Intenté hacer algo más con los jóvenes y comenzamos a sacra sacos de arena y piedra en la puerta pero el agua se movía rápidamente y en poco tiempo venció todos nuestro obstáculos e invadía todo el hospital. El agua alcanzó una altura de 1,70 m en las paredes más bajas.
Aquel momento fue terrible:un silencio general y nuestra consternación.
A diferencia de la otra vez, en esta ocasión, estaba equipada con un teléfono móvil y pudimos comunicarnos hasta que se agotó la batería. En todo esto la hermana María Elisa se encontraba en Maputo, cuando vino, fue la primera ayuda que nos trajo agua y medicamentos, pero por las dificultades del transporte llegó dos días después. Luego hubo consulta con nuestros Médicos sin Fronteras.
Las voces oficiales han hecho lo posible por minimizar lo ocurrido: ya dice que hay millares en tiendas de campaña en un campamento de refugiados.  A 30 km. de aquí fueron rescatados dándoles alimentos y primeros auxilios.
La realidad, todavía hay millares de personas durmiendo debajo de los árboles y con un poco de suerte. El gobierno no ha pedido ayuda internacional, dice que ellos tienen los medios y recursos para satisfacer esas necesidades y nadie entiende astas actitudes. Tuvimos muchas manifestaciones de solidaridad luego que las aguas bajaron: nuestro obispo vino Caritas Inglés (CAFOD), están con nosotros algunos Médicos sin fronteras de Suiza, son un alivio para muchos pacientes.
¿Cuál es nuestra carga de trabajo ahora? ¡Cerca de 600 enfermos por día! Estamos limpiando y calculando los destrozos: generador, colchones, lavadoras, cocina, panadería... Los pacientes que se  habían quedado han tenido que ser transferidos y por largo tiempo, no podremos admitir a ninguno más.
Los problemas son muchos, pero la esperanza y el ánimo que viene de Nuestro Dios y Padre es mucho mayor. Vamos a compartir esta carta y pedir sus oraciones.
Cariñosamente,
Sor Magdalena y su comunidad.

Febrero 2013.